Activismo
Sebastian Schneider
En la Conferencia Climática de la ONU en París en diciembre de 2015, 197 naciones acordaron limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 grados centígrados, un noble objetivo que, desde la perspectiva actual, no será alcanzado por ninguna nación industrial importante. Esta ineficacia política en la lucha contra el cambio climático ha generado desde entonces una amplia variedad de nuevos movimientos de protesta. El arte contemporáneo también juega un papel activo en ellos, ya que muchos artistas ven en su trabajo una oportunidad para señalar agravios y desigualdades específicas o para formular alternativas de acción. Sus obras apuntan a la intervención y la cogestión. Particularmente en países con una legislación restrictiva, el arte se convierte así en un vehículo de denuncia de desigualdades que va más allá de las formas de protesta establecidas (y sancionadas).
Tal práctica artística social está representada de manera ejemplar por Emerson Pontes, artista, biólogo y educador nacido en la región amazónica del norte de Brasil. Considera su trabajo interdisciplinario como una forma de protesta contra la destrucción del medio ambiente en áreas de Brasil habitadas por grupos de población indígena. Pontes contrapone la noción de un entorno subordinado a las personas con un concepto de dependencia mutua. Para abordar esta idea, Pontes creó el alter ego Uýra Sodoma, que parece un híbrido de ser humano y planta y en cuyo papel el artista imparte conocimientos ecológicos indígenas a los jóvenes de la región amazónica. También se crean fotografías que muestran a Uýra Sodoma en la selva tropical o en sucios paisajes industriales, en los que parecen mezclarse con sus fondos por medio de elaborados disfraces. Como Uýra Sodoma, Pontes empuja los límites entre los seres humanos y la naturaleza, pero también entre hombres y mujeres. La intención y el efecto de estas acciones performativas plasmadas en fotografías apuntan a un cambio sostenible en el sentido del trabajo de cuidado planetario.
Los temas del cuidado, la identidad de género y las relaciones entre los humanos y la naturaleza también son centrales en el video Night Soil—Nocturnal Gardening de Melanie Bonajo. Presenta a cuatro mujeres que examinan métodos alternativos de uso de la tierra y ganadería. Los retratos brindan información sobre formas de vida solitarias que hablan de una relación diferente con la naturaleza, un sentido diferente de comunidad y un enfoque alternativo para lidiar con el propio cuerpo y los roles de género prescritos. Particularmente hoy, cuando la crisis climática nos desafía a cuestionar nuestros estándares de vida y patrones de consumo, el video muestra que es posible tomar una posición radical contra la lucha capitalista por el crecimiento, la maximización de ganancias y la individualización.
Esto también plantea la cuestión de cómo pensamos acerca de la comunidad y qué papel le atribuimos al colectivo. Las hermanas gemelas Margaret y Christine Wertheim se han dedicado a este tema en su trabajo artístico. Con sus grandes arrecifes de coral tejidos a ganchillo, hacen referencia explícita a un ecosistema que representa simbólicamente las consecuencias destructivas del calentamiento global. Las obras son el resultado de un proceso de producción conjunta en el que las hermanas invitan a las personas interesadas a tejer componentes de los arrecifes antes de una exposición. Lo llamativo de esto es que las mujeres en particular declaran su voluntad de subordinar su propia autoría en beneficio de un proyecto conjunto.1 La bióloga y feminista Donna Haraway hace referencia a los arrecifes de coral de Margaret y Christine Wertheim como ejemplo de su teoría de que los seres vivos los seres nunca se desarrollan exclusivamente por sí mismos, sino que siempre están inmersos en una extensa red de relaciones.2 Haraway cuestiona así la lógica darwinista del desarrollo, que postula las habilidades particulares de los individuos como un requisito previo para su supervivencia. Su llamado a pensar a las personas dentro de una red de relaciones y dependencias indisolubles ha sido retomado por artistas como Pontes, bonajo, y Margaret y Christine Wertheim, y puede considerarse como un impulso para afrontar la crisis climática.
Guadalupe Miles y Tita Salina también se enfocan en la importancia de las comunidades, pero hacen uso de medios documentales para hacerlo. Las fotografías de Miles se produjeron durante un período de tiempo de varios años, durante los cuales regresó una y otra vez a los miembros de los wichí, un grupo de población indígena en el norte de Argentina. Esto dio lugar a un vínculo estrecho que permitió a Miles tomar fotografías en las que la jerarquía estándar entre fotógrafo y fotografiado parece estar obsoleta. Los retratos muestran esta inversión de las relaciones de poder de una manera particularmente impresionante. Fueron creados en estrecho intercambio con los personajes representados y transmiten esta cercanía a través de una inmediatez casi palpable. Con sus fotografías, Miles documenta simultáneamente la relación especial de los wichí con la naturaleza, que se encuentra severamente amenazada por la contaminación ambiental. El río, en particular, juega un papel central como fuente de alimento, ruta de transporte y lugar de juego para los niños. Las fotografías de Miles promueven la conciencia del hecho de que los grupos indígenas y marginados se ven afectados en gran medida por las consecuencias del cambio climático.
Tita Salina también aborda este complejo de temas con su instalación de video 1001st Island—The Most Sustainable Island in Archipelago. Fue producido en cooperación con pescadores de Yakarta, que están sufriendo severamente como resultado de la contaminación masiva de los cuerpos de agua locales. La ciudad costera también se enfrenta al peligro real de ser inundada por masas de agua debido al aumento del nivel del mar provocado por el calentamiento global. Por lo tanto, el gobierno tiene planes para construir islas artificiales en la bahía de Yakarta como barrera protectora. Cuatro de esas islas ya existen en la actualidad, pero han estado inacabadas e inhabitables durante años. Además, los pescadores informan que las cifras de captura han empeorado drásticamente como resultado de las islas artificiales. En cooperación con un grupo de pescadores locales, Salina retiró basura plástica del mar y con los desechos obtenidos creó una isla con la que se expuso al mar. En la Bahía de Yakarta, Salina agregó así otra isla, que representa simbólicamente el problema de la recuperación de tierras y cómo se manejan los desechos, a las supuestas 1,000 islas del archipiélago. Ahora se está llevando a cabo otra realización del proyecto en Mannheim, donde se creará una nueva isla a partir de la basura recolectada localmente.
Con su instalación O Be Vi de Só e Té, Agradê, Ernesto Neto abre un espacio de encuentro y comunidad que invita a los visitantes a reflexionar sobre las cuestiones aquí abordadas. Usando materiales textiles, el artista crea instalaciones de recorrido que invitan a las personas a pasar tiempo en ellas. También se incorporan conchas marinas, especias o hierbas que intensifican con sus aromas la cualidad inmersiva de las obras. Neto llena estos materiales en textiles y capullos de ganchillo y así crea formas tridimensionales de apariencia orgánica. Ellos pueblan el espacio expositivo como hongos que brotan del suelo o como gotas que caen del cielo. La vertical es una constante formal en la obra del artista brasileño. Aquí se materializa la idea poética de Neto de que el cielo y la tierra se esfuerzan constantemente por besarse en forma de plantas. El postulado concomitante de que tanto nosotros mismos como el entorno que nos rodea debemos ser percibidos con más atención puede invocarse para todos los artistas reunidos en este fragmento.
0 comentarios en “1,5 grados. Interdependencias entre la Vida, el Cosmos y la Tecnología. Activismo” Añade los tuyos →